viernes, 6 de mayo de 2011

A la meca del fútbol con un estilo patente

Salir jugando desde el fondo pudo haber sido en algún momento una fatalidad que lleve al destierro de Wembley.
La cultura del juego asociado es mucho más que un estilo eficiente para el Barcelona de Guardiola. Los carriles de juego no se aceitan simplemente de mitad de cancha en adelante. No importa el rival, las condiciones, ni el resultado; defensores y arquero tienen la obligación de ser parte de la progresión mediante pases. En el encuentro frente al Real Madrid quedó más que claro.

Un 2 a 0 a favor en el global que no exigía correr riesgos. Una lluvia torrencial que parecía perjudicar al mejor sistema del mundo. Una polémica semifinal de Champions que simbolizaba la gloria máxima. Ahí estaban los de azul y rojo, refutando en el verde césped el famoso mito que garantiza que con lluvia no se puede jugar bien. Arriesgando, como de costumbre, logró forjar una jugada que personificó el arte conceptual.

En un contexto victorioso, y en condiciones inhóspitas, el clan Guardiola demostró una vez más su cultura heterodoxa. El gol que Pedro se encargó de decretar  fue un tejido invisible que los defensores y el propio arquero se ocuparon de hilar. Riesgosos y osados la primera línea del barça también tiene la personalidad de progreso mediante el pase arraigada en la esencia.

 Todos juegan, todos marcan, todos corren. La sincronía se asemeja a la perfección. Cuando todo parecía uniforme, el Real Madrid sorprendió con el 1 a 1. La gestación del gol devino del juego audaz que presentan los catalanes; una vez más el Barcelona comenzó a entrelazar esa red impalpable de pases filtrados y descompresiones; otra vez la emprendió muy cerca de su arco, pero en esta ocasión uno de los pases falló y la eficacia merengue sentenció el empate. Por un pequeño lapso pudo haber un temor por desaprovechar el acceso a la final de la Copa de Campeones en Wembley, Inglaterra.

Nunca hubo un titubeo. A pesar de que los merengues se pusieran a dos goles del pase a la final, el Barcelona siguió exhibiendo su eterna formación. Lluvia, rival y resultado no fueron impedimentos para renunciar a un concepto patente. El estilo siempre se mantuvo. La suspicacia ante el error parece mala palabra en el diccionario catalán. Allí está la fórmula. Devoción a un modelo de juego de ensueños. No alterar la ideología a pesar de un error. Y, sin excepciones, salir jugando desde el fondo, la única forma de llegar a la meca del fútbol: Wembley.

Gestación del gol de Barcelona desde el origen

Error en el pase y gol del Real Madrid

No hay comentarios:

Publicar un comentario