lunes, 5 de marzo de 2012

Pensando en el fútbol argentino

La aguja del reloj aterriza en el siete. La noche comienza a darle batalla al sol del domingo. El relator anuncia el final de la transmisión de su programa radial: “Nos despedimos, hasta la próxima. Sin sorpresas: el invicto sigue invicto y no hay nada más para decir”. La seguridad del periodista representa a gran parte de la actualidad futbolística argentina: Boca gana. Boca gana y no pierde. Hace 36 transmisiones que no pierde. Por lo tanto, ya queda poco para decir. O, según el relator, nada.

Amanece el lunes y los diarios compiten por esa cuota de originalidad que los hace diferentes. Uno titula “Boca, el invencible” y gana por hoy la batalla de innovaciones. Por estos días, el límite está cada vez más difuso en las redacciones. Lo importante es atraer, el resto significa poco y nada. “Invencible” suena extraño, pero atrae. Los diarios en el mundo difunden lo que sostienen los argentinos: “Boca y un récord histórico, un campeón insuperable”. Todo es admisible en el mundo de los opiniones, excepto dejar de pensar. Por eso el relator radial, en su afán por amontonar palabras, engañó a sus oyentes: “No hay nada más para decir”.

Esta etapa que atraviesa el fútbol argentino invita a pensar más de lo habitual. Emergen preguntas como cataratas: ¿Por qué Boca es el mejor? ¿Se juega tan mal como se dice? ¿Por qué va tanta gente a la cancha si se juega mal?  ¿Por qué un equipo que gana no debería discutirse?

Es cierto, hace 36 partidos que un equipo no pierde. Tratar de explicarle a alguien que no sigue el torneo argentino que Boca no coincide con los cánones estéticos que cautivan a la mayoría sería un absurdo. Aunque, simplemente, bastaría con que haya mirado algo de fútbol alguna vez, para comprender (mirando un partido del Xeneize) que Falcioni desplaza cuestiones mucho más importante que la estética.

Alguna vez un gran entrenador aseguró que “un buen equipo intenta ganar el torneo, mientras que un gran equipo no se limita simplemente a la competencia que disputa”. El entrenador boquense, aparentemente, se conforma con tener un buen equipo que haga historia. Porque su escuadra se acondiciona a la realidad del resto y, en ese contexto desolador, los avasalla.

No le interesa ser más intenso, ni más ofensivo, ni más audaz, ni más diligente. Mimetizado por un entorno paupérrimo, Boca es invencible, simplemente, con algunas ideas claras y una eficacia espléndida.

La tarde de lunes fastidia a las nubes. Llueve nostalgia en Buenos Aires, mientras los niños de brillantes delantales empapados de dilemas regresan a las clases. “Todo cumple su ciclo”, alecciona un padre a su hijo; a ese jovencito fanático de Boca que solamente le preocupa la discusión futbolera en el aula. ¿Acaso bastará con llevar 36 partidos invictos? No importa, es necesario ir bien preparado para resistir las críticas que vengan y refutar con argumentos bien pensados.  Porque siempre hay algo más para decir. O, al menos, para pensar.

3 comentarios:

  1. La verdad que muy buena nota.

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  2. Bestial. Me gustó el "hace 36 transmiciones que no pierde".
    Y coincido totalmente. Ayer el de Radio dijo: Si este Boca tan criticado gana siempre, qué le queda al resto. ¡Y es que es lo poco que ofrece el resto lo que hace que Boca gane! Si el domingo el lugar de San Lorenzo jugaba un equipo que atacara bien, que buscara, que jugara, el domingo o cualquiera de las fechas anteriores, yo no sé cuál "invencible" sería Boca. Es más, calculo que ni campeón hubiese sido.

    Y también está la otra discusión. Enormemente boba. La de que Boca no juega lindo. ¡Y nadie busca jugar lindo! Ningún DT. Desde Guardiola hasta Mourinho, hasta Cappa hasta Bielsa, hasta Falcioni. ¡Nadie! Y las críticas verdaderas apuntan a que Boca tiene que jugar mejor, no más lindo, que no es lo mismo. Que Boca tiene que atacar más. Máxime teniendo en cuenta los jugadores que tiene.

    Pero bue, será como decis. Que poco espacio hay para el pensar.

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  3. Además no sé por qué se ofende Falcioni cuando se habla del juego de Boca y se le pide un poco más. Lo interpreta como una ofensa. No sé está diciendo que él es un mal padre y qué desgracia la de sus hijas de haberlo tenido como tal. ¡No! Sólo que su equipo trate de buscar más en esto, que en definitiva, es un juego.

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