jueves, 22 de marzo de 2012

No es necesario que lean este artículo

¿Por qué lo leen? Les aclaré que no era necesario. Seguramente varias de las ideas que encuadre hoy me quitarán la posibilidad de seguir contando con su presencia y su curiosidad. Porque este texto se trata del indiscutible Messi al que muchos discuten. También se trata del indefendible fútbol argentino al que muchos defienden. Este escrito va a refutar a todos aquellos que suelen sentenciar que Messi no sería Messi si jugara en el torneo local. Basta, enserio, no leerán lo que en realidad desean. No sigan.

“En España no te marca nadie. Habría que verlo acá, con defensores duros, de verdad”, sostienen, escépticos, aquellos fútboleros que nunca cederán su verdad. Nunca reconocerán que un jovencito sin demasiada lengua ni gestualidad les ha devastado su teoría con hechos. Es una de esas personas que ves por primera vez y podés jurar que dentro de una cancha de fútbol no sabe ni adónde pararse. Y es que los prejuicios son parte de la cotidianeidad y, de vez en cuando, también forman parte de las lecciones de la vida. 

Sin embargo siguen vigentes quienes no se atreven a cambiar radicalmente de parecer. Porque su orgullo es más valioso que un jugador inestimable que seguramente quedará impreso en varios libros históricos. Y por eso sostienen que “si jugara en el fútbol argentino todo sería diferente”. Hay algunas maneras de desestimar con argumentos ese terraplén de conceptos impuesto por los argentinos: “Acá se marca mejor, en Europa son muy blanditos”.

El concepto viene acompañado siempre de la misma prueba: “La única vez que el Barcelona se enfrentó con un equipo de acá, fue contra el Estudiantes de Sabella. Y ahí sí que Iniesta, Xavi y Messi se encontraron con una buena defensa”. Posiblemente sea cierto y los españoles se hayan encontrado con una defensa sólida y un equipo tácticamente sublime. El análisis se vuelve erróneo cuando aquellos escépticos intentan detallar el proceder de ese Estudiantes. Porque hablan de dureza, de partido trabado y de jugadores agresivos. Cuando en realidad, esos defensores y ese equipo lo había planificado todo: a quién dejar recibir, a quién no, a quién orientarlo hacia afuera, a quién dejarlo conducir, a quién negarle líneas de pases. Todo eso sumado a una eficacia extrema de Boselli en el área rival, hizo que el mundo del fútbol iniciara este debate: si Messi y el Barça jugaran en Sudamérica, ¿qué pasaría?

Hay quienes continúan sosteniendo que el recio estilo defensivo sudamericano le inhibe a Messi la posibilidad de actuar como en España. Lo que no tienen en cuenta esas teorías, es que en España ingresa a la cancha con las mismas personas hace más de diez años. Con quienes entrenó y cumplió un millar de procesos que derivaron en este excelso equipo que sólo conoce un idioma. Con el seleccionado, mientras tanto, cambia de entrenadores y de compañeros cada año y medio y su manera de actuar refleja la difícil realidad que atraviesa el fútbol nacional: en ataque, casi todo es improvisado.

El concepto parece no tener fecha de caducidad. Mientras haya recortes de diarios que aseguren que el Barcelona le empató a Estudiantes en el último minuto y le ganó en el alargue, habrá incondicionales que seguirán sosteniendo que el equipo español no hubiera sido tal si se habría enfrentado al agresivo estilo sudamericano. Tal vez, esos recortes también deberían decir que los blaugranas tuvieron un 74 por ciento de posesión y que Albil atajó cuatro pelotas claras de gol y otras dos se fueron a centímetros de su arco.

Es evidente, no se defiende del mismo modo de un lado del océano que del otro. Sin embargo, también debería ser evidente que agresividad y efectividad no funcionan como sinónimos. Es decir, cuanto más agresiva actúa una defensa, no significa que tendrá mayores resultados. Todos los desajustes defensivos y las transiciones tardías que se exhiben a diario en el fútbol argentino, son claro ejemplo de ello; mientras que del otro lado del océano esos mismos errores son, categóricamente, aislados. Por lo tanto, simplemente se deben comparar la diferencia de intensidades entre un fútbol y el otro para comprender que es prácticamente imposible que algún día se igualen. Más allá de que Messi los supere como conos de entrenamientos, de que Cristiano Ronaldo avance como si estuviera en una pasarela o que Iniesta filtre pases como si estuviera jugando en el fondo de su casa. Más allá de todo, el fútbol europeo, por dedicación y no por capacidades, sigue siendo muy superior al sudamericano. Y Messi  será el mejor del mundo donde haya una pelota.

Les avisé: no era necesario que continuaran. Aunque a veces es bueno romper con los esquemas tradicionales. Actuar más allá de lo que se impone. Ser libre, en ideas y en acciones. Para eso es obligatorio leer cualquier cosa. Aunque el propio texto ordene lo contrario.

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