miércoles, 17 de agosto de 2011

River, en tren de revancha


Un día, allá por la edad media, cuando el “football” ni siquiera significaba la fusión de dos vocablos ingleses, hubo alguien, en alguna parte de la esfera terráquea, que pronunció una frase insulsa sin darse cuenta del vigor de sus palabras. Pasó el tiempo, se convirtió en un dicho popular adueñado por el deporte más famoso del mundo. En cada derrota, en cada amargura padecida dentro del rectángulo de cal. Siempre las mismas palabras, una y otra vez: “No importa, el fútbol siempre te da revancha”.  Acá, en Bangladesh y en España, en el resultado o en el juego, el fútbol siempre te da revancha.

River vivió en el último semestre la que posiblemente sea la etapa más martirizadora de su existencia. Tristeza, desaciertos y renuncia a su esencia. Malos resultados, castigo y descenso. No existía la revancha. Era un capítulo negro que no permitía consuelo.

Ayer, ante un marco conmovedor, el conjunto millonario se presentó en la segunda categoría del fútbol argentino. La perspectiva era distinta. Atrás quedó la violencia, el desenfreno y el fracaso. Atrás quedó ese equipo con el que pocos se sentían identificados y ese explícito temor por fracasar. Con Matías Almeyda como nuevo entrenador y con un grupo de audaces dispuestos a oficiar de salvadores, River tuvo revancha, sobre todo en el juego.

El conjunto de Núñez fulminó con realidades ese mito que asevera distancia entre la manera de jugar de una categoría y de otra. River ganó el partido con recursos de un equipo de primera. Lo ganó en las transiciones: marcó una notable diferencia al momento de contragolpear y, a la vez, cuando tuvo que neutralizar situaciones rivales. Lo ganó con prestigio: Dominguez, Juan Manuel Díaz, Cavenaghi y Sánchez marcaron la diferencia con inteligencia, pero sobre todo con aptitud. Lo ganó con identidad: Almeyda siempre manifestó que lo principal es conseguir una identidad y dio un importante primer paso en su búsqueda; se notó un 4-4-2 con pretensiones ofensivas y, sobre todas las cosas, con las ideas claras.

La escuadra millonaria venció a Chacarita por 1 a 0. Por escenario, por camisetas, por historia, por protagonistas, no hubo referencias visuales de la B Nacional. Sí hubo un aroma a nueva atmósfera. Hubo una sensación de revancha que el fútbol, y sobre todo el juego, siempre está dispuesto a propinar.



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