Ningún disfraz puede durar para toda la vida. Son momentos. Sólo
momentos en los que una mentira o un espejismo esperanzador pueden teñir de claridad los lugares más
oscuros. Sin embargo en Argentina se continúa pronosticando a un equipo de
estrellas que algún día será, a un torneo competitivo que cautiva multitudes y
a una selección gloriosa que avasalla con el peso de su camiseta. Son
espejismos que desaparecen cuando la comparación se extiende al otro lado del Océano
Atlántico. Son mentiras cobardes que los verdaderos hombres del fútbol no
tardan en desenmascarar. Por fortuna, llegaron Simeone y su método. Un ejemplo
convincente de una realidad disfrazada.
No hay mejor momento que éste para desenmascarar al fútbol
argentino: la situación es perfecta, la realidad habla por sí sola. Diego
Simeone se apoderó del cuerpo técnico de Racing Club en el 2011. La actualidad
era regular. Había un plantel realmente competitivo para la categoría y una
ilusión muy grande de pelear por el título. Sin embargo el cuerpo técnico no pudo
rentabilizar las posibilidades, y el equipo terminó en un nivel promedio a la categoría. De 57 puntos
en juego, ganó 32. Concluyó segundo, en un torneo tan vulgar como sus
pretendientes. Y sin encontrar respuesta al estímulo, Simeone renunció tras
seis meses a cargo del equipo.
A los pocos días, sonó sorpresivamente fuerte en España. El
Atlético de Madrid vio en él una conjunción de esperanza y coherencia. Confió,
a pesar de su decepción inmediata con el equipo argentino. Y los frutos
llegaron realmente rápido. El equipo cambió radicalmente de idea, comenzó un
fútbol de ataque, pasó de pelear el descenso a luchar por los puestos de copas
y fue obteniendo confianza, a medida que iba superando etapas en la Europa
League.
Tal vez, las deducciones revelen la certeza de que en el
fútbol argentino hacen falta mejores jugadores. ¿Tan lejos están los futbolistas
argentinos a los que se desempeñan en Europa? No parecen haber demasiadas
diferencias entre el promedio de unos planteles y de otros. La disparidad
sustancial reside en el método. En la manera de pensar y de actuar en un lugar
y en el otro. En el resultado que obtiene un gran entrenador como Simeone en
los distintos continentes.
En el medio Argentino no se permite innovar, al menos en los
clubes donde los jugadores de jerarquía influyen excesivamente en el plantel. No
hay manera de presentar un estilo de entrenamiento nuevo y eficiente, más
intenso, donde abunden las situaciones de partido y se eviten los reducidos y
los ejercicios incongruentes con el método. En la Argentina se entrena por
inercia. Porque alguna vez alguien dijo que había que hacer pasadas, trabajos
de fuerza y remates de media distancia. Y cuando a algún entrenador de primera
división se le consulta para qué parte del estilo de su equipo se realiza ese
ejercicio, no hay una respuesta lógica que argumente el cuestionamiento. Pero
cuando un procedimiento revolucionario como el de Simeone promueve el avance,
el jugador nacional se desgana. Odia salirse de la rutina, como cualquier ser
humano.
Por fortuna, en Europa la innovación ya se convirtió hace
mucho tiempo en hábito. Y el fútbol ha logrado desenmascarar varias mentiras establecidas.
Los espejismos se van acabando en Sudamérica. Porque existen personas como
Sampaoli o Martino que los aniquilan día a día.
El botín de la pierna zurda de Falcao García deslumbra a la
Argentina con un gol enorme y letal. Ese botín de Falcao encandila a los ojos
de quienes intentan analizarlo. Ese botín de Falcao no representa solamente la
magia de un jugador magnífico, también es el producto de un trabajo coherente
de su entrenador, Diego Simeone. Ese botín y esa cabeza de Falcao no se
consiguen en Argentina. Aquí seguimos disfrazando la realidad.
Lo que sucede en ARGENTINA con el futbol y "NADIE" se atreve a decir es que es totalmente CO RRUP TO SI CORRUPTO por julio Grondona y alli es la raiz de toda la decadencia Nacional o Internacional y sino investiguen como algunos jugadores en Argentina no funcionan y afuera son idolos un abrazo y gracias por su maravillosa nota srJuan Pablo Moretto
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