martes, 14 de junio de 2011

Un ganador clonado


El fútbol concedió otro maniático. Así se puede considerar a André Villas Boas. Un entrenador    obsesivo, descarado, astuto y hasta mentiroso. Con 33 años, en su primera temporada completa como entrenador en el Porto, ganó los cuatro títulos que disputó. Un fanático de lo táctico quien, a los 16, ya era ayudante de Boby Robson en el Porto; todo producto de su extrema osadía y su infinito amor por el juego. 

El diario Récord, de México, relató una anécdota que lo enmarca como un verdadero audaz: "'Míster, ¿Por qué no juega Domingos Paciencia?', se atrevió a preguntarle un joven de apenas 16 años a (el entrenador del Porto, Bobby) Robson. A Luis André Pina Cabral Villas-Boas le atormentaba ver como el delantero del FC Porto, su gran ídolo, había perdido su puesto y estaba convencido de que Paciencia aún tenía muchas cosas que aportar al equipo en el cual Mourinho ya era asistente. Sin dudarlo, y aprovechando que vivía en el mismo edificio que el técnico inglés, el chico escribió una carta en la que desmenuzaba cómo sacar más rendimiento a Paciencia y la dejó en el buzón de Robson. El entrenador quedó tan fascinado por lo que leyó que llamó a André para ofrecerle un puesto como ayudante en prácticas. Fue el comienzo de una carrera plagada de locuras".

Cinco años más tarde, con el amor por la tarea a flor de piel y con el sello de ayudante de Robson y José Mourinho en su currículum, Villas Boas, mintiendo su edad, se hizo cargo del seleccionado de Islas Vírgenes Británicas. A pesar de no tener canas para peinar, su valiosa experiencia le regaló al equipo caribeño su mejor posición histórica en el ránking FIFA. Todo gracias a un joven atrevido.

Fiel discípulo de su mentor Robson y promovedor de un osado 4-3-3, el actual DT del Porto de 
Portugal no para de recibir elogios. El segundo torneo más importante de Europa (Europa League), la Supercopa, la Copa de Portugal y la Liga (con una campaña fenomenal: 27 victorias y tres empates) posicionaron a Villas Boas en el primer plano mundial. 

En la final de la Europa League, como una causalidad del destino, se encontró ante la contradictoria situación de tener como entrenador del banco de enfrente a su ídolo de la infancia Domingos Paciencia. Le exhibió su devoción, luego le ganó y finalmente le dio un abrazó que personificó el agradecimiento. 

Eficiente, ambicioso, metódico y joven. Equidistante a Mourinho: entrenador de títulos.
Ambos, líderes superlativos y sobre todo eficaces. El fútbol concedió otro maniático, otro
adicto a ganar.



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