viernes, 10 de junio de 2011

Bielsa y una catarata de ideales vinculados al periodismo


Las pirañas del mercado comunicacional están constantemente al acecho, ansiando que una nueva figura caiga en las redes del imperialismo. Mientras tanto, millares de medios se bambolean entre las necesidades del comercio y un estoico amor por la tarea. Allí está Marcelo Bielsa, esquivando las zancadillas del poder, revalidando el ya descuidado espíritu amateur. Los multimedios poderosos padecen la nula exclusividad, mientras que millares de otras vías, menos comercializadas pero no por eso menos cautivadoras, agradecen el respeto.
Cuando el fútbol era fútbol por su propia esencia y no por una contaminada moneda en el medio, Bielsa entendió que cada medio de comunicación -masificado o no- tenía el derecho a disfrutar de sus entrevistas y así fue, hasta que su superlativa reputación acabó con esa singularidad y concluyó con la ley pareja para todos: conferencias de prensa sin vetos ni duración acotada.



"¿Por qué le voy a dar una entrevista a un tipo poderoso y se la voy a negar a un pequeño reportero de provincias? ¿Por qué voy a acudir a una emisora líder cada vez que me llame y en cambio jamás a una pequeña radio del interior? ¿Cuál es el criterio para hacer una cosa así? ¿Mi propio interés? Eso es ventajismo". Las palabras del prestigioso entrenador representan una concepción idealista y veraz. Cuando muchos se resignan ante las dificultades de sus principios y acaban por desecharlos, unos pocos asumen la faena y se introducen en esa fina línea que separa a los fieles de los locos. Bielsa ocupa ese acotado grupo; la coherencia entre lo que piensa y lo que hace lo diferencia del resto.


Fiel a un estilo con el que se siente identificado, Jósep Guardiola, entrenador del FC Barcelona, decidió implantar en su camino los consejos del ex seleccionador argentino. Ni bien se hizo cargo de la primera división del equipo catalán, supo aventajar a tiempo a una cultura mundial de preferencia a lo supremo. Al igual que su par argentino, acabó con las entrevistas individuales y se dedicó plenamente a las conferencias, de ilimitado período de tiempo.

Criminal de mediocres, demente por el trabajo y prisionero de una cultura vacua. Bielsa también dejó su huella en el periodismo. No es un loco. Apenas un rosarino que apoya sus ideales.

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