¿Por qué? Nos lo preguntamos todo el tiempo. ¿Por qué es tan grande el matiz entre el fútbol argentino y el europeo? ¿Dónde nace el problema? Lo primero que el subconsciente argumenta: “las diferencias económicas son abismales y el éxodo de jugadores es insostenible”. Cierto. Pero, ¿a qué se deben eses diferencias económicas? ¿Es simplemente el famoso imperialismo que se adueña de todo? Error. Aquí un ejemplo claro de la desemejanza de gestiones del otro lado del océano.
España vive, en este último tiempo, una recia disputa entre la incoherencia y la lógica. Como en todos lados, la contaminación acecha con adueñarse de las entidades. Pero allí, cuando la locomotora del “todo pasa” amenaza con incrementarse, aparecen líderes sensatos que marcan el camino de un fútbol que continúa en alzas.
En los últimos días, hubieron siete clubes españoles, de la segunda división, que adeudaban dinero a sus jugadores. Razonable, la Asociación de Futbolistas Españoles (entidad que rige en la segunda categoría) colocó una fecha límite para abonar el monto, advirtiendo de duras represalias si continuaba el pasivo. La fecha estipulada fue nada más que una circunstancia, para los equipos que no cumplieron con el tiempo y sufrieron la objetividad de una manera de actuar que refleja sus resultados dentro del campo. Alicante, Castellón, Cultural y Deportiva Leonesa, Polideportivo Ejido, Palencia, Rayo Vallecano B y Universidad de Las Palmas descendieron a la tercera división por deberles una importante suma de dinero a sus jugadores.
Cuántas diferencias y sólo un océano de por medio. Cuánta formación hay que tener para rechazar los emparchados y entender, con tanta facilidad, los beneficios de arrancar el problema de raíz.
Allí está la Argentina, maltratada ante un juego corrompido por los que nunca se calzaron los cortos. Sí, es cierto, existen cientos de otros problemas que todos los días acechan contra el fútbol y contra la propia nación. Pero hay un eje contextual que los de arriba proponen. Tal es el caso de los españoles, que apalearon la peste con coherencia. Y también es el caso de los argentinos, que multiplican la inoperancia con malas desiciones. Entonces, la próxima vez que nos preguntemos por qué, observemos del otro lado del charco. Allí seguramente estará la respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario