jueves, 7 de julio de 2011

Argentina-Colombia, los matices de una álgida noche

El empate por la segunda fecha de la Copa América entre Argentina y Colombia se atestó de diferencias. Mientras la adjetivación carece de recursos para argumentar este mal momento argentino, aquí un resumen de las referencias más notorias del partido.

-El sistema inicial es irrelevante: Colombia arrancó con un 4-4-2 y tuvo mayor profundidad que el 4-3-3 argentino. Entonces, los dibujos tácticos no determinan nada.
-La convicción de un equipo es sagrada: una de las diferencias más notorias fue la desigualdad de convencimiento entre un seleccionado y otro. Los colombianos sabían cómo, cuándo y dónde presionar; cómo, cuándo y dónde hacer posesión y cómo, cuándo y dónde revolearla. La Argentina se bamboleaba sin personalidad entre una idiosincrasia de ataque mediante el pase y una ligera intención de ataque directo. A su vez, sus delanteros salían a presionar totalmente aislados de los volantes, quienes optaban por el repliegue, y favorecían a la salida prolija rival. La convicción de un modelo también se trabaja.
-Ya no se gana más con un nombre. A pesar de ser la Selección Argentina y contar con algunas de las mejores estrellas a nivel mundial, el trabajo metódico y el funcionamiento como equipo decreta la diferencia dentro del campo de juego. Lo demás, es parte de un juego mediático con el que muchos se sienten identificados.
-“Las delanteras ganan partidos, las defensas campeonatos”. Es discutible si la frase popular que dedican gran parte de los fanáticos a argumentar resultados se relaciona o no con la realidad. Lo cierto es que, según lo que se vio ayer, la defensa colombiana fue más impetuosa que la propia delantera argentina. No ganó el partido, pero sí marcó la superioridad de un planteo táctico.
- Negar el pase interior y se acaban los recursos. El inteligente planteo colombiano demostró que, impidiéndole el pase interior filtrado, la Argentina se queda sin recursos. Los laterales no profundizan, los volantes carecen de movilidad y los delanteros pecan de individualistas, en un equipo con amplio déficit colectivo.
-No es conveniente innovar en pleno desarrollo. Casi siempre, las pruebas en medio de la competencia dejan saldos negativos. Tal es el caso de Javier Zanetti, jugó de lateral por izquierda, no rindió y se vio afectado por un perfil que dejaba en evidencia a su pierna menos hábil. El equipo padeció su nula participación ofensiva.

Está claro. Los adjetivos no alcanzan para fundamentar este presente martirizador. Sin embargo, los verbos esclarecen muchas cosas.

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