-Cumpleaños de Diego Armando Maradona
Sopla, con alma y vida, evocando esas guerras en el potrero, que de vez en cuando tenían final feliz, o aquella final del mundo que consagró lo que ya era. Respira y vuelve a soplar, como en la vida, nunca se conforma con una sola bocanada. Es el aliento supremo, del que respiró un millón de sensaciones y fue lo que ningún otro.
Inhala y piensa, cuándo fue que su mundo cambió, cuándo dejó de ser Pelusa y se convirtió en esto. Reflexiona en esos segundos que lo separan de las velas de colores. Recuerda la primer entrevista, ésa que soñó con ser campeón mundial y el periodista lo miró con cara de compasión, percibiendo a un niño pobre y utópico. Sigue pensando, se viene a su mente aquel 20 de octubre de 1976 en La Paternal, cuando su zurda todavía era anónima y su sueño un disparate infinito.
Pasa otra centésima de segundo en su mente solitaria. Pasa el tiempo, la consagración, el pase a Boca, los imposibles que de a poco fueron siendo probables. Las primeras vueltas olímpicas. Conocer Europa. La partida al mejor equipo del mundo, el Barcelona. Más título, más gloria y más hambre. De lo brilloso a lo opaco, del escudo plagado de estrellas, al desconocido Nápoli italiano. Vencer a la utopía. Jugar un Mundial, lo máximo. Vencer a lo absurdo: ganarlo. Vencer a la ética: hacer un gol ilícito y ser el más puro. Vencer a la religión: ser el dueño de la mano de Dios.
Exhala y su mundo se vuelve blanco y negro. Recuerda lo feo, lo otro, lo que también lo transforma único entre los únicos. El hambre, el frío, lo peor de Fiorito. La parte contaminada de la pelota. Las traiciones de los que alguna vez fueron su cimiento. La crueldad de la prensa, la hipocresía de los dirigentes. El día que le cortaron las piernas. La adicción. La soledad.
Sopla. Expulsa un aire que conjuga el absoluto. Astro, Pelusa, El Diez, Barrilete Cósmico, D10S. Se extingue la llama del 51. El fútbol está de fiesta, hoy también es su cumpleaños.