martes, 22 de marzo de 2011

Mourinho y sus números seducen a cualquiera

               “El Real Madrid de Mourinho no juega lindo…”. Una opinión rotunda y generalizada que habita entre los fanáticos españoles, propios y ajenos a la escuadra merengue. Categóricos e indiscutibles, los hinchas reclaman un estilo vistoso. Mou, por su parte, alega con números: cien por ciento de efectividad como local, tras siete años nuevamente en cuartos de final de una Champions League y una capacidad goleadora escalofriante.
                Las jornadas en el Santiago Bernabeu ya no se viven igual desde que José Mourinho se hizo cargo del equipo. Los 22 partidos jugados en su casa le dieron al conjunto madrileño una chapa de invencible que Mou empezó a gestar en el Porto, allá por el 2002. Y es que desde el 23 de febrero de aquel año, el entrenador no pierde en casa. Chelsea, Inter y ahora el Real se convirtieron en piezas fundamentales donde el DT aplicó su fórmula letal. Mientras tanto sus equipos continúan por la senda de la victoria, y ya son 150 los partidos que el entrenador acumula sin perder como anfitrión.
                Recto, de mirada inexpugnable y voz impetuosa, Mourinho sabe que el Santiago Bernabeu se convirtió en un fuerte. Los objetivos son claros. Mantener la valla invicta parece ser el principal, y lo viene cumpliendo casi a la perfección; su equipo tiene un promedio de menos de un gol por partido. El otro propósito esencial: la efectividad en el arco rival; también lo ejecuta a la excelencia. Un aproximado de tres goles por partido, le conceden al Real Madrid una campaña como local que acaricia la utopía.
                Frío y distante, con impulsos de arrogante que generan molestia, Mou se planteó la UEFA Champions League  como principal desafío, y hasta ahora se dirige por buen camino.  El conjunto merengue necesitó 56 partidos, 99 goles, 74 jugadores, 10 entrenadores, 5 presidentes y 2562 días para volver a meterse entre los 8 mejores de la máxima competición europea;   de la mano de José Mourinho lo logró.
                Los números estremecen. Los resultados abalan. Y los fanáticos, terminantes como nadie, completan la frase: “el Real Madrid de Mourinho no juega lindo, pero es sinónimo de eficacia”.
                

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