La frenética suela grisácea acorraló la Tango blanca contra el piso y, en un par de milésimas, decretó un fragmento esencial de la historia del fútbol mundial. Cuando el minuto 26 del tiempo extra se adueñaba del cronómetro del italiano Sergio Gonella, Daniel Bertoni se disfrazó de magistrado, y en dos movimientos, sentenció el 3 a 1 con sabor a definitivo, que le dio a la Argentina de Menotti, el primer título mundial de su historia.
La precisión del número cuatro del conjunto nacional hizo vibrar a las 71000 personas que se encontraban aquella jornada fría de domingo en el estadio Monumental. Cuando el derechazo concluyente se adueñó de la red, Bertoni salió disparado hacia el banderín derecho del córner, festejando, al unísono con las millones de almas que tuvieron el infortunio de no poder asistir al coliseo de Núñez, en la memorable tarde de invierno, donde el potente delantero del Sevilla de España por aquel entonces, entraba en un capítulo clave de la cronología nacional.
Hoy, el protagonista principal que decretó el 3 a 1 definitivo en la final del Mundial disputado en Argentina en 1978, cumple 56 años. Proveniente de Bahía Blanca e ídolo de Independiente, Daniel Bertoni, tras atenazar y estremecer la Tango número 7 de vivos negros, intervino en la historia grande del fútbol mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario