La tecnología ha llegado a un nivel impensado. Las redes sociales avanzan de manera colosal, y el twitter se ha transformado en la vedette del momento. La posibilidad de tener contacto con el ídolo máximo pasó a formar parte de la cotidianeidad; y esa imagen idealista con la que siempre se vinculó a los deportistas se quedó en el siglo pasado.
El twitter mueve multitudes, y los máximos reconocidos en el mundo del deporte forman parte de ella. Iniesta, Agüero, Fábregas y Forlán, yacen entre los más trascendentales. Sus 140 caracteres generalmente son noticia. Utilizan la red social como su principal medio de comunicación y logran de esta manera una memorable relación con sus fanáticos. Ellos, agradecidos, sólo responden con elogios.
Emanuel Ginóbili se transformó en el último tiempo en la principal figura argentina del fenómeno social. La semana pasada, sin más preámbulo, consumó la petición que sus casi 500 mil seguidores venían demandando hace un largo tiempo: una twittcam; es decir una cámara en vivo en donde sus adeptos le podían formular preguntas online que el astro contestaba de manera inminente.
Hace unos días, el Twitter se transformó nuevamente en noticia, por más habitual que suene la frase en la actualidad. Juan Ignacio Chela hizo un encargo con exceso de originalidad: “che, cómo se le juega a Roger? Tiren tácticas”. En una fina línea que separa la humorada de la realidad, el tenista argentino hacía un pedido expreso a sus seguidores; tal vez esperando una respuesta con gracia, o bien buscando que algún seguidor le conceda la llave hacia el camino del éxito, contra el casi perfecto Roger Federer.
La red social puede ser, por momentos, un arma de doble filo. Los conservadores suelen rechazarla. La información no siempre suele ser veraz. La clave del éxito parece estar en las fuentes que uno utiliza, las personas que uno se expone a seguir.
De esta manera, el Twitter se convirtió en el método por excelencia de contactar a los ídolos. Ellos, entrañables y cordiales, hacen que la apariencia de un ser distante forme parte del siglo pasado.
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