Una mujer ciega y sola en casa. Tres delincuentes
despiadados la asaltan para hacerse con un objeto preciado. ¿Qué puede hacer,
indefensa y frágil, ante el peligro cierto? Desde su inferioridad busca y
rebusca el punto débil de sus asaltantes y encuentra lo único que puede
igualarlos: la ausencia de luz, la oscuridad. Rompe lámparas, corre persianas y
cierra ventanas. Es la pluma de Audrey Hepburn. Es “Sola en la Oscuridad”.
Allí, a oscuras, vence ella.
La Selección Argentina
no está ciega, pero le falta poco. El sábado habrá un partido amistoso en
Estados Unidos, frente a un Brasil sin ensayos. Y un océano de preconceptos
siguen hiriendo de muerte al conjunto nacional. ¿Acaso sirve de algo volver con
un triunfo cualquiera sea el precio? ¿No es mejor respetar un proceso de
formación de un estilo, en vez de ganarle a Brasil, en un amistoso y “como
sea”?
Ese “como sea” no
significa que alguien del cuerpo técnico o algún jugador haya pronunciado la frase
nociva y déspota. Sin embargo, las ideas que promueve Sabella exhiben que una
victoria a cualquier precio es más fructífera
que una derrota coherente con el proceso. Ese proceso: el que tiene como
objetivo encontrar un modelo de juego, un sistema, los nombres acordes y una
conclusión cohesiva al Mundial de Brasil 2014.
Del 4-3-3 tácitamente
ofensivo frente a Ecuador, a este 5-3-2, con Mascherano como líbero, con los
dos centrales como stoppers. Cambio de estilo del equipo de un encuentro a
otro. De la búsqueda de rasgos de progreso mediante la posesión, a un equipo
replegado y repleto de trazos defensivos. Frente a Ecuador, intentando generar
espacios y, el sábado, frente a Brasil, buscando limitarlos y con la idea fija
de romper las lámparas para que Brasil quede en igualdad de condiciones con el
fútbol albiceleste.
El error en la comparación entre el cuento de
Hepburn y el presente argentino, es que aquella era una señora que debía
defender un objeto preciado. Y hoy Argentina no tiene un objeto preciado que
valga más que su propia vida. Porque no
hay una pertenencia con mayor significado que ella. ¿Cuál puede ser el robo?
¿Acaso un mal resultado en un amistoso en New Jersey? Aunque la pasión y el
exitismo sagaz aseguren que un resultado positivo lo es todo; a la larga, como
siempre, no será nada.
Entonces, es mejor abrir las ventanas. Que entre la luz. Tal vez
este sábado a Argentina le puedan robar algún que otro objeto de valor -el
orgullo, la satisfacción-. Sin embargo, el objeto más preciado no está ni
siquiera construido. Porque el modelo de juego del equipo no se consigue de un
día para el otro. Y esto es sencillamente un simulacro de robo. El verdadero
asunto vendrá en junio de 2014. Evitemos llegar ciegos.
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