jueves, 7 de junio de 2012

Una ceguera nacional


Una mujer ciega y sola en casa. Tres delincuentes despiadados la asaltan para hacerse con un objeto preciado. ¿Qué puede hacer, indefensa y frágil, ante el peligro cierto? Desde su inferioridad busca y rebusca el punto débil de sus asaltantes y encuentra lo único que puede igualarlos: la ausencia de luz, la oscuridad. Rompe lámparas, corre persianas y cierra ventanas. Es la pluma de Audrey Hepburn. Es “Sola en la Oscuridad”. Allí, a oscuras, vence ella.

La Selección Argentina no está ciega, pero le falta poco. El sábado habrá un partido amistoso en Estados Unidos, frente a un Brasil sin ensayos. Y un océano de preconceptos siguen hiriendo de muerte al conjunto nacional. ¿Acaso sirve de algo volver con un triunfo cualquiera sea el precio? ¿No es mejor respetar un proceso de formación de un estilo, en vez de ganarle a Brasil, en un amistoso y “como sea”?

Ese “como sea” no significa que alguien del cuerpo técnico o algún jugador haya pronunciado la frase nociva y déspota. Sin embargo, las ideas que promueve Sabella exhiben que una victoria a cualquier precio es más fructífera  que una derrota coherente con el proceso. Ese proceso: el que tiene como objetivo encontrar un modelo de juego, un sistema, los nombres acordes y una conclusión cohesiva al Mundial de Brasil 2014.

Del 4-3-3 tácitamente ofensivo frente a Ecuador, a este 5-3-2, con Mascherano como líbero, con los dos centrales como stoppers. Cambio de estilo del equipo de un encuentro a otro. De la búsqueda de rasgos de progreso mediante la posesión, a un equipo replegado y repleto de trazos defensivos. Frente a Ecuador, intentando generar espacios y, el sábado, frente a Brasil, buscando limitarlos y con la idea fija de romper las lámparas para que Brasil quede en igualdad de condiciones con el fútbol albiceleste.

 El error en la comparación entre el cuento de Hepburn y el presente argentino, es que aquella era una señora que debía defender un objeto preciado. Y hoy Argentina no tiene un objeto preciado que valga más que su propia vida.   Porque no hay una pertenencia con mayor significado que ella. ¿Cuál puede ser el robo? ¿Acaso un mal resultado en un amistoso en New Jersey? Aunque la pasión y el exitismo sagaz aseguren que un resultado positivo lo es todo; a la larga, como siempre, no será nada.

Entonces, es mejor abrir las ventanas. Que entre la luz. Tal vez este sábado a Argentina le puedan robar algún que otro objeto de valor -el orgullo, la satisfacción-. Sin embargo, el objeto más preciado no está ni siquiera construido. Porque el modelo de juego del equipo no se consigue de un día para el otro. Y esto es sencillamente un simulacro de robo. El verdadero asunto vendrá en junio de 2014. Evitemos llegar ciegos.

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